El Dolor de la Conexión

Básicamente nos referimos al dolor que sentimos cuando alguien cercano a nosotros está sufriendo.

El cerebro humano es altamente social, tenemos neuronas dedicadas a percibir en nuestro propio cuerpo lo que otros están experimentando (neuronas espejo). Circuitos neuronales similares se estimulan cuando las personas experimentan emociones al ver a otros expresar sus propias emociones. Ser testigo de una persona que sufre, activa unas estructuras cerebrales similares tanto en el observador como en la persona que padece el dolor.

Esa capacidad de resonar empáticamente con los demás es evolutivamente adaptativa. No solo requerimos de esta capacidad para criar a nuestros hijos, sino que también necesitamos comprendernos y cooperar entre nosotros para sobrevivir: Aunque «la supervivencia de los más aptos» se suele atribuir a Charles Darwin, en realidad él considero la cooperación como el factor clave que ayudaba a las especies a sobrevivir

Las emociones son contagiosas.

Esta resonancia emocional ocurre continuamente en las relaciones de pareja. Por ejemplo imagina que has vuelto a casa de buen humor y que tu pareja está de mal humor. La decepción de ver a tu pareja de mal humor te hace infeliz. Tal vez frunces el ceño, cuando se espera que sonrías y tu pareja preguntará, un poco molesto; ¿qué te pasa? y piensas; ¿yo?, ¿qué pasa contigo?.  Te suena 😆?

Espirales ascendentes y descendientes

Nuestras emociones contagiosas pueden llevarnos a una espiral descendente en la que las emociones negativas desencadenan en una persona valoraciones y pensamientos negativos que pueden llevar a sentimientos y pensamientos similares o peores en la otra persona.

La buena noticia es que la compasión puede interrumpir el ciclo negativo y propiciar una espiral ascendente. Cuando cultivamos compasión, generando sentimientos de bondad y cuidado para nosotros mismo u otros, nuestra actitud mejorada lleva a pensamientos e interacciones positivas con los demás. El tono de nuestra conversación, la actitud subyacente, es el mensaje principal que queremos transmitir a los demás.

El poder de la buena voluntad

La forma más fácil de tener buenas relaciones con los demás es tener compasión frente al sufrimiento, por nuestro propio sufrimiento o por el los demás.

Cuando más cultivamos la buena voluntad hacia nosotros mismos y los demás, mejores serán nuestras interacciones en la relación. El entrenamiento en bondad amorosa y en compasión cultivan la buena voluntad

PROPUESTA PARA PROFUNDIZAR: Practica la pausa de la autocompasión en las relaciones para gestionar esas espirales descendientes