LA ESCUCHA COMPASIVA

Cuando estés participando en una conversación y sientes que te gustaría escuchar con mayor atención y sentir más compasión, intenta realizar esta práctica que nos permite liberarnos de las distracciones y permanecer conectados y emocionalmente en sintonía con los demás.

Espera para Hablar

  • Decide de antemano escuchar al interlocutor, quizás más de lo habitual, antes de hablar. De forma instintiva queremos consolar y calmar a otra persona que tiene dificultades, o solucionar sus problemas.
  • Sin embargo, nuestras palabras también ocupan espacio y dejan menos lugar para escuchar lo que el interlocutor está intentando decir. En este sentido, practica “¿Por qué estoy hablando?”

Escucha Personificada

  • Practica la escucha personificada, escuchando desde el cuello hacia abajo – sintiendo en tu cuerpo lo que el interlocutor está diciendo – así como escuchando con tus oídos y con tus ojos.
  • Por favor, permite que dentro de ti surjan sentimientos cálidos para el orador; cuando esto suceda, date permiso para sentir “presencia amorosa y conectada”.

Dar y Recibir Compasión

  • Permite que tu respiración transcurra de forma apacible en el fondo de tu conciencia. Cuando escuches, si por alguna razón te encuentras distraído/a, tal vez porque estás cansado/a, emocionalmente enganchado/a, perdido/a en la fantasía o experimentando una necesidad imperiosa de dar consejo, comienza practicando “Dar y Recibir Compasión”.
  • Siente el ritmo de tu respiración y, con cada inspiración, inspira por ti, volviendo a conectar con tu cuerpo. Inspira cuidado y alivio para ti. Haz esto durante unas cuantas respiraciones.
  • Ahora, cambia tu atención a tu espiración, volviendo a conectar con el interlocutor. Envía alivio y amabilidad a la otra persona. Haz esto también durante unas cuantas respiraciones.
  • Siente ahora que tu cuerpo inspira y espira – inspirando para ti y espirando para la otra persona. “Inspiro para mí, espiro para ti”. “Una para mí, otra para ti”.
  • Si lo deseas, puedes incorporar una palabra en cada inspiración y en cada espiración, tales como “compasión”, “calidez”, “alivio”, “ternura” o “amor”. O puedes imaginar que inhalas y exhalas calidez o luz. Continúa inhalando algo bueno para ti y exhalando algo bueno para la otra persona.
  • Si consideras que tú o la otra persona necesita más compasión, centra tu atención en la inspiración o en la espiración, según la necesidad.
  • Cuando hayas restablecido la conexión contigo y con el interlocutor, puedes darte permiso para que tu respiración se deslice hacia el fondo de tu conciencia y escuchar de modo personalizado lo que la otra persona desea compartir.

¿Quieres formarte en Compasión y Autocompasión?