Esta práctica está diseñada para utilizarse en situaciones en las que hay que cuidar a otra persona, pero a continuación se presenta como una meditación. Es un modo de ser compasivo/as con nosotros/as mismo/as mientras mantenemos la conexión con los demás. Combina la meditación de “Dar y Recibir Compasión” con frases que cultivan la ecuanimidad. La ecuanimidad es conciencia equilibrada en medio de emociones agradables o desagradables.
- Por favor, encuentra una postura cómoda, permite que tus ojos se cierren parcial o totalmente, y toma unas cuantas respiraciones profundas para asentarte en tu cuerpo y en el momento presente. Puedes poner tu mano sobre tu corazón, o en el lugar que te resulte reconfortante y tranquilizador, como un recordatorio para traer conciencia amorosa a tu experiencia y a ti mismo/a.
- Por favor, trae a tu mente a alguien a quien estés cuidando y que te está agotando y frustrando – alguien a quien cuidas y que está sufriendo. Para este ejercicio introductorio, por favor escoge a alguien que no sea tu hijo/a, ya que ésta puede ser una dinámica más complicada. Visualiza claramente en tu mente a la persona y la situación de cuidado, y siente la lucha en tu propio cuerpo.
- Ahora, por favor escucha atentamente estas palabras, dejándolas pasar suavemente por tu mente:
Cada uno está en su propio viaje vital. (pausa)
Yo no soy la causa del sufrimiento de esta persona,
ni está enteramente en mi poder hacer que desaparezca,
no importa cuánto lo desee. (pausa)
Momentos como éste son difíciles de soportar,
pero voy a tratar de ayudar lo más que pueda.
- Consciente del estrés que estás soportando en tu cuerpo, inhala completa y profundamente, atrayendo la compasión hacia el interior de tu cuerpo y llenando todas las células de tu cuerpo con compasión. Date permiso para ser calmado/a profundamente por la inhalación, y para darte la compasión que necesitas.
- Al exhalar, envía compasión a la persona que está relacionada con tu malestar.
- Continúa inhalando y exhalando compasión, permitiendo que tu cuerpo encuentre poco a poco, un ritmo natural de respiración – deja que tu cuerpo respire.
- «Una para mí, una para ti». «Inspiro para mí, espiro para ti».
- De vez en cuando, explora tu paisaje interior para detectar cualquier malestar y responde inhalando compasión para ti y exhalando compasión para los demás.
- Si observas que una de las dos partes necesita un extra de compasión, dirige tu respiración en esa dirección.
- Date cuenta de cómo tu cuerpo es acariciado, desde el interior, a medida que respiras.
- Date permiso para flotar en un océano de compasión – un océano sin límites, que abraza todo el sufrimiento.
- Y una vez más, escucha estas palabras:
Cada uno está en su propio viaje vital. (pausa)
Yo no soy la causa del sufrimiento de esta persona,
ni está enteramente en mi poder hacer que desaparezca,
no importa cuánto lo desee. (pausa)
Momentos como éste son difíciles de soportar,
pero voy a tratar de ayudar lo más que pueda.
- Ahora, deja la práctica y date permiso para ser exactamente cómo eres en este momento.
- Abre suavemente los ojos